30 diciembre, 2010

Microscopizando.

¿Alguna vez alguien se habrá parado a observar al microscopio una lágrima?
Lo más seguro es que sí, hay gente friki para todo.

La Navidad que mis padres me regalaron el microscopio me dediqué a pegar mi ojo astígmata a un pequeño universo de pelo, de cebolla, de trocitos machacados de un grano de café, de piel, hojas de té, fibras de plátano... incluso mi hermana y yo jugábamos a echarle un vistazo a algún que otro moco.
Recuerdo, además, que la lamparita venía rota y el espejo desenganchado (pero yo soy una chica muy "apañá" y lo arreglé sin que nadie se diera cuenta).
Lo que no sé es por qué nunca nos dio por atrapar una lágrima.

Realmente una lágrima, en toda su esencia, es difícil de observar.
Porque una lágrima no es un poquito de agua con sal, ni es tan secilla de capturar: no basta con tocarla con la yema de los dedos y no sirven redes, ni tubos de ensayo, ni siquiera un bastoncillo de algodón.
Las lágrimas se pierden y desaparecen y abren senderos invisibles en nuestra piel. Piel que mucho después las recuerda, con un ligero saborcillo a sal.

Entonces... ¿qué es una lágrima?
Yo creo que es un pedacito de magia o un diminuto sentimiento que no sabía donde colocarse en el borde de un ojo.
Yo creo que es agua decorada de impotencia o de alegría o, a lo mejor, el aderezo de la nostalgia.
Quién sabe, cada uno opinará una cosa.





A lo mejor, si alguien atrapara una lágrima y la examinara al microscopio descubriría que sí, que somos un poquito humanos.

1 comentario:

Mr. Hun Shu dijo...

A mi me trajeron un microscopio de esos cuando era enano. Me volvía loco porque siempre veía el reflejo de mi propia retina.

Lo mejor de las lágrimas son su sabor. Es como un recuerdo de dónde vinimos, hace miles o millones de años. Del mar. Por eso cuando veo a mis peces pienso que nos unen más cosas de lo que parece.

No dejes de actualizar, abueli. Tus perlas sí que molan.

Alegría visual

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