A tres metros.
Estaba allí tumbado, a tres metros.
Seguía vivo porque la máscara del oxígeno se empañaba con cada diminuto soplo de vida.
A tres metros.
Allí, con los ojos cerrados, pálido, cadavérico, con millones de tubitos saliendo de su cuerpo.
Todo era tan blanco, tan aséptico. Daba miedo.
Suspiré. Toqué el cristal. Estaba frío, tan frío...
Tenía que entrar para relevar a mamá. Estaba allí también, dormida en la butaca de skay. Sus dedos descansaban sobre la cama, a unos centímetros de él, como para protegerle. Siempre cuidándole, siempre.
No podía entrar. Algo allí me frenaba, mis pies eran cemento.
Suspiré de nuevo y dejé una marca en el cristal. Apenas parpadeaba, les miraba, les observaba, allí, a los dos, durmiendo, el uno junto al otro, como otra noche cualquiera.
Pero no era una noche cualquiera. No estaban en la cama, roncando el uno al lado del otro, después de muchas horas dormitando en el sofá. No, no era lo mismo.
"Venga, no seas tonta"
Abrí despacio la puerta, sin ruido. Entré.
Sentí un escalofrío.
El frío era más intenso, tenía más fuerza. Se coló por debajo de mi jersey.
"No te quedes parada, idiota"
Me acerqué a la cama, arrastrando mis pies tan terriblemente pesados.
Su brazo era arterias y venas. Veia la sangre moverse, de los dedos al corazón, del corazón a los dedos.
Una vez, y otra, y otra, y otra...
Nunca le había visto tantas arrugas, ni el pelo tan blanco, ni las ojeras tan grandes, ni la boca tan seria.
No era él, era otra persona. No le conocía.
Lo observé tanto que me lo aprendí de memoria.
Rocé su mano, también fría. Y seca.
Aquello tampoco tenía que ser así, tampoco era lo mismo.
Una lágrima cayó con un ruido sordo en el borde de la cama.
Después de eso me di la vuelta y procuré no hacer ningún ruido al salir.
- ¿Se queda usted hoy con su padre?
- No hoy, no. Yo vendré mañana.
Les miré, de nuevo, cuando estaba a tres metros.
No volvería.
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
Alegría visual
Si te quedaste con ganas...
-
El marmoto nunca había querido ser marmota. El marmoto simplemente quería ser otra cosa. Podía haber nacido pájaro, cocodrilo o gato siamé...
-
A tres metros. Estaba allí tumbado, a tres metros. Seguía vivo porque la máscara del oxígeno se empañaba con cada diminuto soplo de vida. ...
-
Se sientan en corro. En mitad de la plaza. A jazmín y azahar huele la noche. Rasgueo de una guitarra española. Suave y tranquila. Despa...
-
"Yo creo que hay gente que amando es como el ajedrez: hay gente que ama como si fuese una torre, ama muy rápido, como un alfil, movimie...
-
- ¡Oh, mira! ¡Tetas! Sí, son tetas perfectas. ¡Perfectas! Fíjate, ni grandes ni pequeñas, del tamaño perfecto para atraer miradas y no hace...
3 comentarios:
Escritos como este hacen que me sienta muy orgulloso de ser tu primo
Muchísimas gracias :)
Y como me alegra que tengas blog, ya podre alabarte y critticarte textos a la vez en directo ;)
Requetebueno ;-) Y encima, lo leí oyendo a Mirah.
Publicar un comentario