Cuenta la leyenda que una vez, hace mucho tiempo, los dioses Apolo y Dionisio fueron juntos a un lago perdido en un mágico bosque.
Allí vivía una ninfa, una joven y preciosa ninfa.
Con sólo verla, se enamoraron loca, perdida e intesamente.
A ella le ocurrió lo mismo.
Y no quería elegir porque era ninfa y de siempre se ha sabido lo caprichosas que son las ninfas.
Pero todo en esta vida no se puede tener.
Pero ella los quería, y los quería a los dos. Deseaba que ambos fuera uno, para que un solo cuerpo la envolviera y la abrazara mientras que unos labios la susurraran palabras y canciones de amor. Pero que a la vez uno, fueran dos.
Pero no todo se puede tener.
Así que la ninfa corrió y corrió y corrió por el mundo descalza, como van las ninfas.
Y buscó la forma de unirlos en un único cuerpo.
-¿Alguna vez paró?
-Aún sigue corriendo.
25 marzo, 2012
20 marzo, 2012
Acápites.
"La agarró de las muñecas y la sujetó contra la pared.
Los labios de él casi tocaban la nariz de Sandra. Notaba su aliento.
-¡Suéltame!¡No te acerques a mí!- Sandra tenía las mejillas encendidas.
-¿Estás segura de que quieres que te suelte? - su voz era un escalofrío. Sus manos la apretaban con fuerza.
Sandra cerró los ojos y trago saliva. Sentía la pared fría. No, no quería que la soltara. Él la daba miedo, mucho miedo... pero no quería que la soltara.
Era su propia cuerda floja al borde del abismo."
Los labios de él casi tocaban la nariz de Sandra. Notaba su aliento.
-¡Suéltame!¡No te acerques a mí!- Sandra tenía las mejillas encendidas.
-¿Estás segura de que quieres que te suelte? - su voz era un escalofrío. Sus manos la apretaban con fuerza.
Sandra cerró los ojos y trago saliva. Sentía la pared fría. No, no quería que la soltara. Él la daba miedo, mucho miedo... pero no quería que la soltara.
Era su propia cuerda floja al borde del abismo."
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